jueves, 22 de marzo de 2012
lunes, 12 de marzo de 2012
domingo, 4 de marzo de 2012
¡¡¡Qué recuerdos del dia 5 de enero!!!
Manuel
Leguía Mendoza
L. Wittgenstein, con este aforismo termina su Tractatus Logico-Philosophicus. Me
pregunto, ¿de qué no se puede hablar? El mismo me responde en el prólogo del Tractatus, que sólo se puede hablar de
lo que es susceptible de verificación y falsedad. Y de todo lo demás hay que
callar. Establece un límite al pensamiento, y el límite es el lenguaje. Todo lo
que reside más allá del límite será simplemente absurdo. En fin, según nuestro
filósofo no se puede hablar de Ética, Religión, Estética, el alma , la
libertad, etc. Pero está claro que no niega la existencia de estas realidades
sino, simplemente dice que son inexpresables (inefables), ya que solo se pueden
mostrar.
Para explicar mi postura frente a Wittgenstein me
serviré de una experiencia personal. El 19 de diciembre 2011 viajé a Perú. El
motivo, recibir el sacramento del sacerdocio. Las fiestas de Navidad y del año
nuevo los pasé junto a mis familiares y amigos, pero con la mente puesta en la
ordenación. Los últimos días del año pasado fueron muy especiales para mí,
porque yo sentía que el día duraba más tiempo que lo habitual... Esta sensación,
porque deseaba que llegase lo más pronto el día esperado. Pero el tiempo siguió
su curso de 24 horas al día y la horas sus 60 minutos. Finalmente llegó el 5 de enero del 2012, que era el día esperado por mí y familiares. La ceremonia de la
Ordenación Sacerdotal fue a las 11.00 am. La Misa presidida por mi Obispo y 45
sacerdotes concelebrantes. Cuando empezó
la Misa, mis huesos temblaban y el sudor se apoderaba de mi. Estas sensaciones
que sentía eran por los nervios ante el misterio del sacerdocio. Pero gracias a
Dios pude controlar los nervios, aunque durante la Misa estuve muy emocionado.
Terminada la ceremonia todos se acercaban para felicitarme. Y algunos me
decían: ¿Qué se siente al ser sacerdote? ¿Estás feliz? ¿Te has emocionado? Radicalizando
la postura de Wittgenstein me atrevo a decir que él no me hubiera hecho ninguna
de estas preguntas porque el ámbito de la subjetividad no es susceptible de
verificación.
La postura de este filósofo, me parece que es muy
"dura" porque ¿cómo no voy a compartir la alegría? ¿Cómo no compartir
con los otros lo que llevaba dentro de mí? ¿Cómo callar si mis padres solamente
querían escucharme? ¿Es inexpresable la alegría, las emociones, los miedos,
etc.? El límite de proposiciones con sentido o sin sentido no puede ser el
lenguaje. Esto lo digo, porque precisamente es el lenguaje el que me permitió
transmitir lo que yo sentía internamente. Es verdad, que el lenguaje es
limitado pero a pesar de serlo pude trasmitir lo que sentía a los otros.
Ahora como sacerdote, puedo hablar de los grandes
misterios de la religión católica. Por ejemplo se puede decir algo del misterio
de la Santísima Trinidad, de la Eucaristía. El hecho de que pueda hablar no
quiere decir que lo haya comprendido porque si fuera así no estaría hablando de
misterios.
"De lo que no se puede hablar hay que
callar". Esta frase la puse en mi muro de facebook para ver las reacciones
de los amigos. Y me quedo con la primera reacción que es muy sencilla: "pues
pon en práctica". Wittgenstein da este sentencia para todos, supuestamente.
Pero en su Tractatus sin tener en
cuenta su sentencia habla de cuestiones que no son susceptibles de verificación
o falsedad. Yo, con mi amigo del facebook, le diría que ponga en práctica su sentencia.
En esta obra encontramos una contradicción teórico - práctica.
Wittgenstein dice haber solucionado todos los
problemas de la filosofía y la verdad de sus pensamientos son intocables. Me
parece muy pretencioso esta afirmación. El mismo se dará cuenta de sus errores
e intentará corregirlas en su obra Investigaciones
filosóficas.
viernes, 2 de marzo de 2012
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