lunes, 22 de octubre de 2012
domingo, 14 de octubre de 2012
Matrimonio y Familia
Matrimonio y Familia
Manuel Leguía Mendoza
En este trabajo se intentará estudiar con profundidad aunque de un modo breve, el significado de la Sexualidad humana. Para esto seguiré el libro de Pedro - Juan Viladrich: "Agonía del matrimonio legal". El hilo conductor es la pregunta: ¿Cuáles son los elementos básicos, esenciales y constantes de la cuestión sexual? Al preguntarnos sobre los elementos básicos, esenciales y constantes de la cuestión sexual, queremos saber cuáles son las piezas naturales que no pueden faltar en ninguna fórmula de comunicación sexual verdaderamente humana[1]. Viladrich nos dice que estas piezas se pueden combinar de diversas maneras pero solamente, Matrimonio y Familia, es la combinación óptima.
En
primer lugar, se afirma que la distinción
entre varón y mujer es algo natural y primaria. Por tanto no es producto de
la voluntad del hombre, ni un producto social o cultural. La masculinidad y la
feminidad son dos modos de ser persona no opuestos sino dos modos distintos y
complementarios que afectan constitutiva y esencialmente a las dimensiones
biológicas, psíquicas, afectivos y cognitivos.
La
masculinidad y la feminidad no son roles culturales, sino un modo específico,
aunque en algunos casos sean similares, pero no es todos, de ser, de pensar, de
sentir, de estar y de actuar[2].
Esa
distinción esencial entre el varón y la mujer es en el plano de la
dimensión sexual y no en el plano de la
dimensión personal. Es decir que ambos, varón y mujer, son personas porque
existe una sola esencia, persona humana. En este punto es importante subrayar
que tanto el varón y la mujer son naturalezas humanas completas. Por tanto, no
es necesario la unión con el otro sexo para desarrollarse plenamente. El varón
y la mujer tienen identidad, la misma dignidad y la igual condición de personas humanas. No hay argumentos para
discriminar a la mujer o al varón.
La
sexualidad humana trasciende a las dimensiones biológicas, por eso no se reduce
a la función generativa sino que la afecta a toda la dimensión de la persona.
Negar esta verdad es equiparar la sexualidad humana a la de los animales, que
responden a las inclinaciones naturales de reproducirse y así mantener la
especie. Por
eso podemos afirmar que la sexualidad del hombre no afecta sólo al cuerpo, sino
también al espíritu, puesto que ambos son inseparables en la unidad de la
persona
El
segundo elemento natural es la atracción
mutua y la complementariedad entre los dos sexos. Entre el varón y la
mujer, en cuanto virilidad y feminidad, no hay una indiferencia sino que se
explican la una en relación con la otra. Hay una mutua atracción a la unión y a
la perfecta complementariedad. El sentido final de la complementariedad natural
es la fecundidad, aunque no es el único, pero es esencial y es una de las constantes
de la cuestión sexual. La complementariedad se manifiesta en el Matrimonio.
El
tercer elemento natural es la
sociabilidad y la estabilidad del encuentro personal entre virilidad y feminidad. La sociabilidad de
la persona actúa en tres vertientes: 1) La sociabilidad hace acto de presencia
en la relación varón-mujer. La manifestación de esta sociabilidad es la
fundación de la comunidad conyugal. 2) La sociabilidad hace acto de presencia
en la realización de la fecundidad. La comunidad conyugal se abre a terceros. Y
se manifiesta en la comunidad familiar. 3) La realización plena de la
sociabilidad varón-mujer (comunidad conyugal) y de la sociabilidad padres-hijos
(comunidad familiar) abarca y se proyecta a las relaciones entre las distintas
comunidades conyugales y familiares. Se manifiesta en la sociedad. La presencia
de estas tres vertientes en todos los tiempos y culturas es indiscutible[3].
Para
que la fórmula sexual óptima, la que hemos comentado al principio de este
trabajo, sea óptima son imprescindibles el amor
y la libertad. El amor y la libertad, al ser elementos básicos, esenciales
y constantes, son la piedra de toque para la validez de la fórmula sexual
(Matrimonio). Sin amor es imposible fundar una comunidad conyugal, por eso la
importancia de este elemento. El amor es aquella fuerza unitiva que es propio
de la persona. El amor no es un simple contemplar el bien apetecido, sino estrictamente un ir ya hacia el otro. El amor es movimiento amoroso de la
voluntad. Pero el amor sin la libertad tampoco nos sirve. Es necesario que una
persona quiera entregarse (autodonación)
libremente al cónyuge, de lo contrario no hay una verdadera comunidad conyugal.
Es necesario amar a la persona del otro, en cuanto sexualmente distinto y
complementario.
"El
amor conyugal no es amar a la virilidad o a la feminidad del otro, haciendo
abstracción o dejando fuera de ese amor a la persona del otro. Eso significaría
desgajar la unidad varón (persona y virilidad) o la unidad mujer (persona y
feminidad), para aceptar solamente la virilidad o la feminidad. Quitada la
persona, ese amor no sería entre varón y mujer, sino entre macho y hembra"[4].
Si en el matrimonio se reduce el amor conyugal a un mero contacto
virilidad-feminidad, ya no podemos hablar de amor conyugal porque esa relación
no es personal. No es personal porque la mujer es considerada como un objeto
sexual y el hombre como un objeto sexual.
El
amor conyugal no puede separar ese doble componente: lo personal y lo sexual. Si no se tiene lo sexual estamos ante un
amor de amistad y no conyugal; y si quitamos lo personal, como antes se dijo,
estamos ante un degradación de la persona.
Hasta
ahora hemos visto las piezas o elementos naturales de la sexualidad humana.
Estas piezas al ser naturales tienen unos límites de tolerancia. Si no se
respetan los límites de tolerancia de esas piezas, quien se degrada es la
persona. Por eso, es deber nuestro, respetar las piezas de la sexualidad,
sabiendo que el Matrimonio y la Familia no son algo trivial.
Viladrich
señala que, en la historia de la humanidad, los límites naturales de las piezas
de la sexualidad humana no han sido respetadas. Así tenemos la práctica de la
poligamia, la promiscuidad, el homosexualismo, etc. Estas actitudes son
manifestaciones de la degradación de la persona. Una persona abraza una de
estas actitudes al rechazar una o varias de las piezas esenciales y constantes
de la sexualidad humana.
Las
cuatro piezas son importantes para el Matrimonio. El matrimonio es un
compromiso voluntario y libre de los contrayentes, mediante el cual deciden
quererse y entregarse el uno al otro en lo conyugal, uno con una para siempre.
Bibliografía:
·
VILADRICH, PEDRO-
JUAN, Agonía del matrimonio legal,
EUNSA, Pamplona 2010, págs. 45 -113
·
TOMAS
Y GARRIDO, GLORIA MARÍA, Cuestiones
actuales de bioética, EUNSA, Pamplona 2006, págs. 51- 60
·
RODRÍGUEZ
BALAGUER, RAMÓN, Sexualidad humana y
matrimonio cristiano, UCAM publicaciones (Monografías de Teología), Murcia
2009, Cap. 1.
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