miércoles, 18 de abril de 2012

J.A. Austin: Análisis y verdad


"La verdad y la falsedad ante los enunciados performativos"


Manuel Leguía Mendoza

En este ensayo intentaré sostener que no se puede hablar de verdad y falsedad en los enunciados performativos. Para esto seguiré el artículo de Jaime Nubiola (J.A. Austin: Análisis y verdad). Como punto de partida se puede decir que Austin no trata de la verdad en general. Dice que la "verdad" misma es un nombre abstracto, un camello de una construcción lógica, que no puede pasar siquiera por el ojo de un gramático. Por eso prefiere "de acuerdo con su perspectiva metodológica" replantear el problema de la verdad en su dimensión lingüística, entendiendo ésta no como la dilucidación del significado de la palabra "verdad", sino como análisis del lenguaje veritativo en la total situación de habla (Nubiola).

La noción clásica  de verdad es la adecuación entre la cosa y el entendimiento. Esta definición para Austin es propia de la "Teoría de la correspondencia" porque la verdad depende de la correspondencia entre la realidad y el entendimiento del cognoscente. Austin dice que la verdad no sólo es esto porque si fuera así bastaría clasificar los enunciados en verdaderos y falsos. Pero, los enunciados  no sólo son descriptivos o constatativos sino también performativos. Este sentido de los enunciados es lo que caracteriza a Austin.

La absolutización de los enunciados descriptivos lleva al error, porque implica el rechazo de enunciados performativos. Estos enunciados hacen algo con las palabras y por tanto no pueden ser considerados como enunciados verdaderos o falsos. Para explicar esta postura me serviré del enunciado performativo "Juan Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". Este enunciado no pretende ser ni verdadera ni falsa sino hacer algo, perdonar el pecado original y transmitir la gracia sacramental.  Para que este enunciado cumpla con su fin ha de ser pronunciada por un ministro ordinario (sacerdote o diácono) o extraordinario (cualquier fiel bautizado que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia), acompañando con el gesto (derramando agua sobre el sujeto), y tiene que ser en un lugar adecuado (en una iglesia -pila bautismal- o en otro lugar digno),  y por último, el sujeto tiene que ser uno aún no bautizado y que crea en Jesucristo.

Este enunciado será eficaz solamente si se dan las condiciones que hemos mencionado en el párrafo anterior porque si no falta una de las condiciones "esas palabras" no realizaran lo que pretenden. Por ejemplo si en un teatro, el actor principal pronuncia la fórmula del Bautismo sobre un niño no habrá sacramento porque el ambiente no es lo adecuado y el actor de un teatro no puede ser ministro en circunstancias normales, etc.

Como conclusión podemos decir que hay enunciados que son performativos que no son descripciones de inciertos actos internos, no dicen algo, sino que hacen algo, y por consiguiente no pueden ser verdaderas o falsas. Siguiendo con el ejemplo, la fórmula del Bautismo no pretende ser del sacramento del Bautismo, ni pretende describir que en Dios hay tres personas sino hacer algo, perdonar los pecados y la transmisión de la gracia sacramental.

Para terminar, quiero hacer referencia a una frase que muchos la repiten: "toda proposición debe ser verdadera o falsa". No estoy de acuerdo con esta afirmación porque hay enunciados o proposiciones que no se pueden clasificar como verdaderas o falsas. Hay enunciados como el que hemos analizado antes, que no pretenden ser verdaderas ni falsas.




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