lunes, 12 de noviembre de 2012

"El Placer y el Conocimiento"




                                       "El Placer y el Conocimiento"




Manuel Leguía Mendoza

1. Introducción
En el presente trabajo se intenta ver la relación que hay entre el placer y el conocimiento. Como punto de partida se puede decir, como se dirá en el desarrollo, que el placer es praxis teleia como el acto de conocer.
En primer lugar, expondré brevemente lo que es el placer en Aristóteles según el libro X de Ética a Nicómaco. En segundo lugar, el conocimiento como praxis teleia, y por último la relación que hay entre el placer y el conocimiento.

2. El placer
El placer no es el bien pero es un bien. El bien es querido en sí mismo, y el placer es querido como un medio o instrumento aunque los hedonistas dirán que el placer es el fin del hombre. Los hedonistas, dice Robert Spaemann[1], sostienen que el verdadero fin de nuestra actividad es esa satisfacción. Y todo lo demás se quiere sólo en razón de ese fin. Pero esta afirmación carece de fundamento porque el hombre no siempre busca el placer.
El placer no puede ser el fin del hombre porque, Aristóteles sostiene que el placer no tiene existencia propia porque es consecuencia del acto. Por lo tanto para que haya placer es necesario que el hombre esté en constante actividad, pero  lo humano no puede estar en continua actividad. Por tanto el hombre no siempre está experimentando placer.
Y el hombre es capaz de diversidad de actos. Esto implica diversidad de placeres. Al igual que los actos del pensamiento difieren de los actos de los sentidos, y estos a su vez entre sí, del mismo modo también los placeres, en cuanto que completan los actos, deben diferir en especie, pues cada placer es propio exclusivamente del acto que completa. A diferencia de Platón que sostenía que los placeres eran de naturaleza ontológica, Aristóteles sostiene que es de naturaleza ética: los placeres no son buenos o malos por ser más o menos estables o perfectos, sino por provenir de un acto virtuoso o vicioso[2].
Cada acto tiene su propio placer. A partir de este principio desarrolla que hay placeres propios y placeres extraños: los primeros hacen los actos más precisos, duraderos y mejores, mientras los segundos deterioran y destruyen teniendo sobre ellos prácticamente los mismos efectos que los dolores propios, que son contrarios a los primeros.
Por último, en cuanto a su moralidad podemos decir que depende del acto al que sigue. Es decir que el placer propio de un acto virtuoso es un placer conveniente y honesto, por tanto laudable; en cambio, el correspondiente a un acto malo será un placer perverso, por tanto censurable[3]

2.1. El placer no es un movimiento
Los placeres no son  procesos ni van acompañados de procesos, sino que son actos y fines (energeia telos). Por tanto, Aristóteles rechaza la definición de placer como un proceso sensible y propone la de acto de la disposición conforme a su naturaleza.
Pacucha (Andahuaylas)
El placer no es un movimiento ya que el movimiento implica un tiempo y un fin. Por ejemplo una persona que camina o construye una casa necesita un tiempo para alcanzar su fin que es llegar a un punto determinado o la casa construida. El movimiento no es un todo completo o un acto que posee su propio fin en sí mismo (como veremos en el punto 1.2) sino que tiene partes y en sus partes es imperfecto sólo será perfecto cuando ya no haya movimiento.
También se dice que el placer no es movimiento porque lo propio de todo movimiento es la rapidez y la lentitud, en sí o con relación a otra cosa; pero estas posibilidades no se pueden aplicar al placer, que es atemporal: en efecto, se puede experimentar un cambio hacia el placer con rapidez o con lentitud, pero una vez que el placer está en acto (energein kat auten), no se puede decir que goza con rapidez[4]

1.2. El placer es un acto
Aristóteles compara el placer con la visión, ya que ambas son totalidad en sí. El placer al igual que la visión no modifica su cualidad en el tiempo. Es decir que es completa en sí misma y no como el movimiento que necesita un tiempo[5]. Concluye que el placer pertenece a las cosas totales y completas, ello lo sustenta analizando como el movimiento se da en el tiempo, mientras que el placer da su totalidad en el ahora. Con ello contradice la idea expuesta por Platón de que el placer implica movimiento o un proceso de generación.
Pero esta perfección, de actualizar, que otorga el placer a la actividad, no es una perfección que esté contemplada internamente en la actividad, sino que es un fin superpuesto, es un agregado beneficioso a la actividad. Es decir, uno realiza una actividad mejor cuando la realiza de forma placentera, pero ello depende de que la actividad este realizada de forma correcta sobre el objeto correcto (por ejemplo la sensación, el juicio o el pensamiento).
El placer sigue a la actividad y al mismo tiempo perfecciona toda actividad. El placer es como el conocimiento praxis teleia. Es decir que es un acto perfecto.  El mismo momento inicial ya lo tiene su fin. Es decir que el placer es placer desde el primer momento.
Para mejor comprensión del placer como conocimiento es importante saber qué es praxis teleia. Para explicar esto me serviré, siguiendo a Aristóteles, del conocimiento.

3. El conocimiento praxis teleia
El conocimiento es praxis teleia porque es un acto perfecto. Es un acto que posee en sí mismo su fin. Por tanto el conocer se identifica con lo conocido.
Aristóteles dice que, el pensar y lo pensado, el conocer y lo conocido son lo mismo en estricta simultaneidad; precisamente por eso, el acto ha alcanzado ya su fin.  El acto de conocer no  es lo mismo que la potencia de conocer porque el conocer significa estar conociendo[6]. El estagirita en este texto está explicando uno de los sentidos del término enérgeia.
Aristóteles para explicar Enérgeia como acto de conocer distingue entre Praxis teleía (posee su fin en sí mismo) y praxis atelés (fin se refiere a su límite externo o peras). Entonces, el acto de conocer es una Praxis teleía porque posee su fin en sí mismo. Es decir, que no es necesario un movimiento en el tiempo para alcanzar el fin, sino que el conocer y el conocimiento se dan simultáneamente. En otras palabras lo conocido es lo actualmente conocido, como ya es dijo antes[7].

4. La relación entre el conocimiento y el placer
4.1. El placer como el conocimiento es praxis teleia
Después de explicar que el placer no es un movimiento sino un acto, se concluye que el placer es praxis teleia como el acto de conocer. El placer es placer desde el primer momento. Por tanto no es necesario esperar en el tiempo para que se dé el placer.
Aristóteles cuando habla del placer en el libro X de Ética a Nicómaco utiliza el mismo término, energeia, que en la Metafísica para hablar del conocimiento.
En los placeres hay un cierto perfeccionamiento "in crescendo", pero este perfeccionamiento no quiere decir que haya un movimiento de un estado no placentero a un estado placentero. Este cambio es imposible puesto que ya es placentero desde el primer momento... Ese perfeccionamiento se refiere a la intensidad del placer.
Para terminar, quiero hacer una breve referencia al placer del conocimiento ya que en este trabajo se intenta ver la relación que existe entre ambos.

4.2. El placer del conocimiento
Aristóteles afirma que no hay actividad de los sentidos ni del pensamiento o la contemplación que no culmine en la perfección de su acto, y que, a su vez, este acto  no sólo será el más completo, sino también el más agradable[8]. De aquí se deduce que no hay acto sin placer.
Ya los antiguos griegos sostenían que el intelecto al igual que las otras partes del alma tienen sus deseos específicos y sus propios placeres. Por ejemplo, Platón dice que la adquisición del conocimiento es lo más satisfactorio. Pero no por esto es lo más apetecible.

Hay otros placeres que son más apetecibles como los del cuerpo pero estos no se comparan a la del conocimiento. El placer del conocimiento se da siempre cuando hay conocimiento, puesto que no depende de cosas externas.
El conocimiento es la operación que obtiene los mejores y nobles placeres. El placer del conocimiento no se da después de un dolor como el placer de beber agua después de una jornada calurosa.
Aristóteles dice que los placeres del intelecto son los más altos. En este sentido se podría recoger su frase de Ética a Nicómaco,  que nadie en su sano juicio "elegiría vivir toda la vida con la inteligencia de un niño aunque fuera disfrutando en el más alto grado con todo aquello de que disfrutan los niños"[9]. Los niños disfrutan sin conocer o sin ser conscientes de sus actos. Una persona para disfrutar necesita el conocimiento.

5. Conclusión
Entre el placer y el conocimiento hay una relación importante, puesto que ambos en cuanto actos son praxis teleia. Esta tesis es lo que se intentó transmitir después de exponer que es un placer y que es un conocimiento como praxis teleia.
En otras palabras se puede decir, que ni el conocimiento, ni el placer es kinesis. Es decir que no tienen partes como el movimiento de caminar de un punto A a otro B, o como el movimiento de construir una casa. El placer es placer desde el primer momento en que se da el placer y en cuanto al conocimiento se dice que el conocer se identifica con lo conocido, porque conocer sin poseer lo conocido no es conocer.
Pero entre el placer y el conocimiento hay una diferencia muy importante. El placer es consecuencia de una actividad y sin ella no se da. En cambio, el conocimiento no depende de otra acción humana más del mismo acto de conocer. En este sentido se habla del placer de conocer. El conocimiento es la operación humana que proporciona el mayor placer, puesto que es una actividad que no responde a ningún dolor como ya se dijo más arriba.

Bibliografía:
1. Aristóteles, Etica a Nocómaco; Edición bilingue y traducción por María Araujo y Julián Marías; Centro de Estudios Constitucionales (España). Ed.
2. Aristóteles, Metafísica, Edición trilingue por Valentín Garcia Yebra, GREDOS
3. Juan Francisco Martos Montiel, El Placer en las Éticas de Aristóteles, EXCERPTA PHILOLOGICA 7-8 (1997-1998) 33-47 universidad de Málaga.

4. Robert Spaemann, Ética: cuestiones fundamentales, EUNSA.
5. Leonardo Polo, Introducción a la FilosofíaEUNSA.



[1] Cfr, Robert Spaemann, Ética: cuestiones fundamentales, EUNSA, Pág. 36-37
[2] Cfr. Juan Francisco Martos Montiel, El Placer en las Éticas de Aristóteles, EXCERPTA PHILOLOGICA 7-8 (1997-1998) 33-47 universidad de Málaga.
[3] Cfr. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1175 b.
[4] Ibid.
[5] Cfr. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1174 b
[6] Cfr. Aristóteles, Metafísica, IX, 6, 1048b, GREDOS.
[7] Cfr. Leonardo Polo, Introducción a la FilosofíaEUNSA, Pág. 74-76
[8] Cfr. Juan Francisco Martos Montiel, El Placer en las Éticas de Aristóteles, EXCERPTA PHILOLOGICA 7-8 (1997-1998) 33-47 universidad de Málaga.
[9]  Aristóteles, Ética a Nicómaco 1174a.

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